El aeropuerto es más frío de lo que parece. Y también es muy grande, tan grande que a pesar de toda la gente que hay nunca está lleno. Es blanco y eso lo hace transparente. El aeropuerto me esperaba en una noche casi fría; rodeado yo estaba de amigos, rodeado estaba yo de gente que vino a decirme adiós. De gente que vino hasta aquí a pesar de que era domingo y al domingo dios lo creó para descansar. Estaban todos menos ella. Pero no le di importancia, total, siempre pensé que no vendría. Y hasta allí llegué yo con dos maletas llenas. Una llena de ilusiones, de ropa y de algunos discos. Y otra, que pesaba horrores, llena de libros; libros que me fueron marcando desde que supe ver una hoja y leer en ella. El aeropuerto es silencioso, a pesar de que todos gritan, aunque la gente que vino a verme no lo hacía. A mí en estos momentos no me gusta pensar en nada, solo dejo que pase el tiempo a pesar de que sé que si pienso el tiempo igual va a pasar. Hablaba yo con mucha gente, a todos los quería mucho, mi familia daba vueltas y quizá muy dentro de cada uno de ellos había algo que les decía que yo nunca más iba a volver.
domingo, agosto 12, 2007
Despedida 3
jueves, agosto 02, 2007
De besos
Cómo besas. Acaso eres de los que para besar cierran los ojos y los abren un ratito de vez en cuando para ver qué está pasando. O eres de los que besan y se deja llevar por las melodías transparentes. Hay besos sabor a limón. Besos mojados, empapados. Besos que suenan a verdad. Besos mentirosos. Besitos. Dos besos. Besos tiernos y besos salvajes. Besazos como cabezazos. Bésame, bésame mucho. Existen besos que nacieron para otro fin. Y hay besos que son extraños y no nos pertenecen. O besos que lloran por no ser dados. Besos que se extravían en ese espacio que me separa de ti. Besos como pétalos o quizás, en otoño, como hojas que caen…