lunes, abril 30, 2007

25

Tengo 25 años/o mis últimos días como tal/ subo y bajo/ recuerdo y me ahogo con el aire que respiro/ miro/ llamo/ recibo/ hago mil cosas y sigo coleccionado recuerdos/ vivo agitado/ malhumorado/ de morado/ y me integro muy bien en las noches y en la oscuridad./ Reinvento historias y cuento algunas/ miento por vocación y por hobby/ digo la verdad todos los días y me acuerdo de Dios cada vez que mi avión despega/ robo ideas, canciones/ bolígrafos/ números/ colores/ fotos/ y despego de mi cuerpo esas llagas dejadas por las personas que más quiero/ llevo agua en mi pequeña mochila de color negro/ negro el cielo/ negro mi pelo/ negro el color de estas letras/ las letras que me atormentan en cada rincón de mi mente/ esta mente demente/ que de repente se apaga/ se enciende/ se luce y brilla/ se maquilla y bebe esa agua/ escribo con rapidez/ hablo y a veces me doy cuenta lo que digo y me quedo sin palabras/ creo que es difícil verme hablar/ nadar/ jugar/ llorar…/ recorro las calles de muchas ciudades y muchas ciudades recorren mi piel/ tengo el dolor de cabeza más grande del mundo/ mis uñas crecen a gran velocidad y tengo 18 cabellos en el pecho/ mis ojos se cierran con mayor frecuencia, mis manos envejecen de tanto volar en pájaros de acero/ mi fuego es fatuo/ es greguisco, es pérsico/ mi fuego no quema y se va/ se deja estar/ creo que aún puedo correr como hace diez años/ hace nueve años/ hace ocho años/ siete años/ seis años/ cinco/ cuatro/ 3/ 2 ó 1 año/ pero yo ya no corro/ camino/ y percibo/ me voy/ vuelo/ mi imaginación se va/ se agita/ se rodea de voces/ se aleja muy lejos y retuerzo mis pensamientos/ quiero abrazar/ me enamoro 365 días al año y quisiera ser feliz/ quiero sentir/ quiero poseer/ quiero atrapar/ quiero aferrarme a la madera de los árboles pero subo en ascensor a mi casa/ la casa blanca de paredes llenas/ de sillas vacías/ de vasos de cristal y platos de porcelana con cubiertos nuevos/ mi arrogancia es apropiada para cada situación/ para cada reunión/ grito como loco pero no me escucho/ subo y bajo/ ¿recuerdan?/ tengo mil razones/ muchos libros/ pero tan solo una cama.

Frankfurt/ IXX/ Noviembre/ MMV

domingo, abril 01, 2007

De incógnito

He salido de incógnito. Qué quiere decir eso, pues quiere decir que no voy a reconocer a nadie, quiere decir también que si veo a alguien conocido me voy a hacer el loco, el que no le conozco. Esa persona no me reconocerá porque estoy de incógnito. Aunque quizá si voy a comprar cigarrillos a la tienda de la esquina el coreano que los vende me reconozca… da igual, esta vez no me despediré ni le hablaré y solo señalaré los cigarrillos.

Visto de negro, llevo algo con capucha y gafas de sol. Es que para incógnitos pocos como yo. Además que he llamado a todos diciendo que no salgo de mi casa hasta el viernes porque tengo mucho trabajo. Así que si los conocidos ven que me parezco a mí al final dirán no es él porque él está en casa escribiendo y no sale hasta el viernes. Por qué he salido de incógnito… pues porque quiero ir a comprar algo sin que nadie lo sepa, quiero comprar mil cosas sin que la gente me pregunte por qué. Sin que nadie diga te acompaño o cosas como por qué compras eso y no esto. No quiero tener que responder preguntas.

No hablo con nadie mientras camino y me gusta, todos miran al loco que soy yo y se preguntan por lo de mis gafas de sol. Llevo una mochila para levantar más miradas porque soy un incógnito al que le gusta llamar la atención. De esos incógnitos que les gusta que les vean, en eso consiste el juego, en que me vean pero no me reconozcan. Qué voy a comprar… pues libros, muchos libros a buen precio porque hay una feria, libros usados, esos libros que huelen a leído. Esos leo yo, no los nuevos que cuestan mucho y huelen a pegamento, no, a mí me gustan los libros viejos, los libros manoseados, con manchas de café y olor a insomnio.

Y de incógnito voy por las calles, por las calles con miles de gentes como yo, de gente que nadie conoce ni conocerá. ¿Y a mí quién me conoce?, a mí nadie, quizás dos o tres chicas de esas a las que escribo poemas robados de internet (gracias Google), o algún compañero de escuela que no me reconocería ya que llevo una barriga enorme que no tiene nada que ver con la persona que era por esas épocas. Y por supuesto, mi familia. Mi familia que no me ve hace diez años y que no vive en esta ciudad. ¿Y entonces?… entonces soy un incógnito, soy alguien no público, algo privado, ¿necesito vestirme así para ser un incógnito?, no lo sé aunque al final igual nadie me vaya a reconocer. Mejor no me hago preguntas porque hoy he dicho que no quiero preguntas, además que estoy en una ciudad extraña, en una ciudad que no me pertenece, estoy lejos de todo y cerca de nada. Pues entonces más incógnito de eso no se puede ser… ¿o sí? Me quito las gafas que ya me están pesando, las guardo en la mochila mientras siento que alguien me mira. No lo conozco, no sé quién es, esa persona dice lo mismo de mí pero me sigue mirando. Yo no dejo de mirarle y se va. Nunca más se recordará de mí, de mi mirada. Soy algo oculto para él y para su vida aunque por un momento haya creído reconocerme.

Llego a la feria, mucha más gente de lo que me esperaba. Muchos libros y ese aroma a libros usados se respira de lo mejor, ese aroma que sentimos los que cambiamos las páginas de los libros con esa sensación de que alguien ya lo ha hecho antes. Reabrimos lo inesperado. Me pongo las gafas porque pienso que aquí sí alguien me va a reconocer. Dije que no saldría pero lo hice, salí de incógnito y no he hablado con nadie. Mi teléfono móvil no ha sonado porque lo he dejado en casa, no llevo nada con lo que me puedan ubicar. Pero, ¿quién me quiere ubicar? Basta de preguntas. Estoy en una ciudad que no es la mía y tratando de pasar desapercibido cuando sé que aquí nadie se dará cuenta de que existo a menos que yo de un paso. Pero si escapo de las preguntas por qué me hago tantas. Me siento, abro el libro comprado, me vuelvo a quitar las gafas de sol. No quiero escuchar nada más, quiero leer tranquilo. Me ha costado mucho llegar a este lugar sin que nadie lo sepa y sin que nadie me haga preguntas. Empiezo a leer, dice:

“Hola, de quién te escondes.”