domingo, abril 01, 2007

De incógnito

He salido de incógnito. Qué quiere decir eso, pues quiere decir que no voy a reconocer a nadie, quiere decir también que si veo a alguien conocido me voy a hacer el loco, el que no le conozco. Esa persona no me reconocerá porque estoy de incógnito. Aunque quizá si voy a comprar cigarrillos a la tienda de la esquina el coreano que los vende me reconozca… da igual, esta vez no me despediré ni le hablaré y solo señalaré los cigarrillos.

Visto de negro, llevo algo con capucha y gafas de sol. Es que para incógnitos pocos como yo. Además que he llamado a todos diciendo que no salgo de mi casa hasta el viernes porque tengo mucho trabajo. Así que si los conocidos ven que me parezco a mí al final dirán no es él porque él está en casa escribiendo y no sale hasta el viernes. Por qué he salido de incógnito… pues porque quiero ir a comprar algo sin que nadie lo sepa, quiero comprar mil cosas sin que la gente me pregunte por qué. Sin que nadie diga te acompaño o cosas como por qué compras eso y no esto. No quiero tener que responder preguntas.

No hablo con nadie mientras camino y me gusta, todos miran al loco que soy yo y se preguntan por lo de mis gafas de sol. Llevo una mochila para levantar más miradas porque soy un incógnito al que le gusta llamar la atención. De esos incógnitos que les gusta que les vean, en eso consiste el juego, en que me vean pero no me reconozcan. Qué voy a comprar… pues libros, muchos libros a buen precio porque hay una feria, libros usados, esos libros que huelen a leído. Esos leo yo, no los nuevos que cuestan mucho y huelen a pegamento, no, a mí me gustan los libros viejos, los libros manoseados, con manchas de café y olor a insomnio.

Y de incógnito voy por las calles, por las calles con miles de gentes como yo, de gente que nadie conoce ni conocerá. ¿Y a mí quién me conoce?, a mí nadie, quizás dos o tres chicas de esas a las que escribo poemas robados de internet (gracias Google), o algún compañero de escuela que no me reconocería ya que llevo una barriga enorme que no tiene nada que ver con la persona que era por esas épocas. Y por supuesto, mi familia. Mi familia que no me ve hace diez años y que no vive en esta ciudad. ¿Y entonces?… entonces soy un incógnito, soy alguien no público, algo privado, ¿necesito vestirme así para ser un incógnito?, no lo sé aunque al final igual nadie me vaya a reconocer. Mejor no me hago preguntas porque hoy he dicho que no quiero preguntas, además que estoy en una ciudad extraña, en una ciudad que no me pertenece, estoy lejos de todo y cerca de nada. Pues entonces más incógnito de eso no se puede ser… ¿o sí? Me quito las gafas que ya me están pesando, las guardo en la mochila mientras siento que alguien me mira. No lo conozco, no sé quién es, esa persona dice lo mismo de mí pero me sigue mirando. Yo no dejo de mirarle y se va. Nunca más se recordará de mí, de mi mirada. Soy algo oculto para él y para su vida aunque por un momento haya creído reconocerme.

Llego a la feria, mucha más gente de lo que me esperaba. Muchos libros y ese aroma a libros usados se respira de lo mejor, ese aroma que sentimos los que cambiamos las páginas de los libros con esa sensación de que alguien ya lo ha hecho antes. Reabrimos lo inesperado. Me pongo las gafas porque pienso que aquí sí alguien me va a reconocer. Dije que no saldría pero lo hice, salí de incógnito y no he hablado con nadie. Mi teléfono móvil no ha sonado porque lo he dejado en casa, no llevo nada con lo que me puedan ubicar. Pero, ¿quién me quiere ubicar? Basta de preguntas. Estoy en una ciudad que no es la mía y tratando de pasar desapercibido cuando sé que aquí nadie se dará cuenta de que existo a menos que yo de un paso. Pero si escapo de las preguntas por qué me hago tantas. Me siento, abro el libro comprado, me vuelvo a quitar las gafas de sol. No quiero escuchar nada más, quiero leer tranquilo. Me ha costado mucho llegar a este lugar sin que nadie lo sepa y sin que nadie me haga preguntas. Empiezo a leer, dice:

“Hola, de quién te escondes.”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso digo yo, de quien te escondes...

Anónimo dijo...

reitero este comentario para todos los demás cuentos: me gustan mucho.

Carlos Rojas Olivos dijo...

Hay veces en las que queremos estar solos y nos escondemos hasta de nuestra propia sombra...

Es bueno saber que al menos a una persona le guste esto, por más anónimo que sea...

Carlos Rojas Olivos dijo...

Te refieres a salir de incógnito o a escribir esto...?