martes, diciembre 02, 2008

De ferias 1

Se me había caído esa cosa que te dan para entrar a la feria del libro sin pagar. Una especie de fotocheck pero sin foto, solo con tu nombre y otros datos. Eso se me había caído por los suelos de la feria. Sí, por estar soñando con tantos libros, por verme allí sentado en uno de esos pabellones hablando de la literatura, del amor y de la arena blanca que lejos está. Todo eso me imaginaba yo mientras recorría los pasillos haciendo fotos cuando se me cayó mi pase de prensa para la feria del libro más grande del mundo. Pabellón 5, Editoriales internacionales, allí creo que se me cayó, entre Santillana y Anagrama, al lado del oscuro stand de Carmen Balcells. Si perdía ese permiso tendría que pagar una multa, así que no me quedó otra que buscarlo.

Caminaba por donde había venido, no sabía dónde se me había podido caer. ¿Alguien lo habría encontrado? ¿Quién llevaría mi nombre en estos momentos? ¿Quién era yo? Caminaba y volvía a ver esas caras que gentilmente ofrecían sus libros y escritores al mundo. Nadie parecía haber visto mi entrada. Yo miraba los suelos cuando todos miraban las hojas. Casi me arrastraba por la alfombra de la feria cuando la vi.

Vi a ella. Llevaba el pelo amarrado con una cosa extraña. La vi inquieta, como esperando algo. Estuvo allí todo el tiempo pero yo la encontré por los suelos. Alzó la mirada y nos vimos. Sonrió porque ese era su trabajo y yo me fui, asustado ante tanta sonrisa. Mi búsqueda se había interrumpido por una mirada cómplice, de esas que se dan en las ferias literarias. No sabía si dar por perdido el sinfotochek o seguir. La búsqueda ya no iba a ser lo mismo con los ojos de ella, por eso decidí desistir y solo dar vueltas a su alrededor. Así estaba yo, dando vueltas para arrinconar esa mirada cuando de pronto ella se fue. No se había dado cuenta, o quizás sí, de que yo estaba todo el tiempo tratando de reencontrarme con su mirada cuando entonces la vi.

Vi a ella. La vi entre su cartera y su teléfono móvil. Era mi entrada a la feria. Estaba allí esperándome y acostumbrándose al olor de ella. No la veía bien pero estaba seguro de que era la mía. No supe qué hacer así que decidí seguir dando vueltas. Cuando pasé por decimosegunda vez por la editorial Norma y vi como un escritor seguía tratando de explicar de que su libro sería muy vendido en todo el continente americano, me di cuenta de que tenía que hablarle, así que me persigné, como si fuera a entrar a la cancha.

Hola, disculpa, ¿hablas español? Hola, sí, claro, dime. Qué bien, bueno nada, solo que yo estaba por aquí pasando y haciendo fotos, y como soy muy distraído se me cayó mi fotocheck, aunque no tenga foto, pero bueno aquí en Alemania son muy confiados por eso nada de fotos, además supongo que lo hacen para ahorrar por más que todo sea ahora digital, pero bueno no sé si has visto una de esas entradas de prensa que te dan para no pagar los 18 eurazos que te cuesta entrar a este lugar.

Ella tomó aire cuando el que tenía que hacerlo era yo. Movía los ojos a los lados. Llevaba una blusa blanca, la falda gris y las medias negras como sus zapatos. Parecían esas medias de las escolares de secundaria que llevan casi hasta la rodilla. Sí, me dijo, yo la encontré aquí en el suelo, tú debes ser Carlos, ¿verdad?

Es raro sentirse Carlos. Casi todo el mundo se llama así, es como si fueras una gaseosa y te ponen cocacola de nombre, pero cuando me lo preguntó ella por primera vez en mi vida me sentí más Carlos que nunca. C-a-r-l-o-s. Sí, soy yo y dije mis apellidos para que ella no tenga duda de que el único Carlos en ese momento era yo. Cuando me la dio yo tenía que irme. Tenía que dejarla allí, sola, para que siga trabajando. Y eso estaba haciendo cuando me dijo algo: Carlos, a las 5 regalamos libros, date una vuelta por aquí. Yo no pude decir nada, solo sonreí. Mis palabras se habían quedado en todos esos libros por los que ella estaba rodeada. Me fui así, sonriendo y mirando mi reloj, faltaban 30 minutos para volver a verla con un motivo y no verla así asolapadamente y dando vueltas; por eso decidí irme a Mondadori para hacer tiempo y ver si es verdad que Paulo Coelho vende libros como churros.

lunes, octubre 13, 2008

Noviembre

Septiembre no me dejó nada. Se fue tan rápido como vino. Y no quiero ser ingrato con este mes pero no me dejó ni siquiera un par de líneas en este blog que parece ya olvidado a su suerte. Pero no es así. Fue septiembre el que, con sus golpes y triquiñuelas, dejó pasar el tiempo y que la ansiedad se apodere de las teclas. No hubo ni siquiera una sonrisa que recordar o un abrazo eterno, de esos que se dan cuando tu equipo hace un gol al equipo rival. Así fue septiembre: hosco, intratable, lluvioso, empalagoso y soso. Soso a más no poder. Tan soso que todas la mañanas tuvieron el mismo color a uva desteñida.

Desteñidas las cortinas de las ventanas de la oficina. Desteñidas las uñas de las musas ocasionales. Desteñidas las bebidas de fin de semana. Desteñidas las canciones en el reproductor. Desteñidas las palabras en su boca.

Septiembre no me dejó nada. Ni siquiera un teléfono. O una mirada furtiva. No es por hablar mal de un mes que ya se fue y no está aquí para defenderse, pero ni siquiera me acordé del cumpleaños de la chica del pelo color almagre. Y si me acordé me hice el que no para no escribirle correos diciéndole que la pase bien y que disfrute de su fiesta con mil invitados menos yo. Así fue septiembre: malcriado, vulgar, irrespetuoso, mañoso, rencoroso. Tan rencoroso que recordé todas las veces que me dijeron que no todo porque mi cara reflejaba, como septiembre, diversas angustias.

Angustiado este blog. Angustiado los lapiceros a la hora de escribir. Angustiada y afligida la llave cuando da la vuelta para abrir la puerta. Afligida la puerta cuando se abre. Desteñidas las puertas.

Septiembre se fue sin dejarme nada. O casi nada porque ya siendo octubre me he dado cuenta de todo lo que, sin querer, me dejó. Al menos pensamientos entre/cortados. He escrito simples líneas para volver a retomar ciertas habitudes desesperadas. Habitudes que realizo de madrugada mientras mis amigos celebran fiestas romanas libando zumos prohibidos por las escrituras. Lo estoy retomando, poco a poco y sin desesperarme. Y porque ya es octubre. Y porque ya es primavera aunque también sea otoño. Septiembre ya es historia. Es un conjunto de sucesos pasados y acontecimientos no dignos de memoria.

Nuevos vientos, no desteñidos esta vez. Octubre.

martes, agosto 19, 2008

De aviones

No sé a cuántos aviones me he subido hasta ahora pero son muchos. Muchos más de los que siempre quise. Muchos y tantos y todos sin un destino final. Todos los lugares a los que voy son escalas. Escalas engañosas que nunca terminan de llenar esa curiosidad que hay en mí. Escalas con diversos colores y paisajes. Escalas de donde salen diversos aviones. Y así hoy han salido más de mil aviones y todos cruzaron por mi cabeza sin yo darme cuenta.

No sé a cuántos aviones me he subido hasta ahora pero son más que muchos. Y en todos he tratado dormir, pero nunca he podido hacerlo. En algunos, en ocasiones, he intentado buscar al amor de mi vida, y al encontrarlo, he esperado que el avión empiece a caer para declararle mi amor infinito, pero esto nunca ha sucedido. Una vez me emborraché por tal motivo, me emborraché tanto con el vino que vino la que tenía que venir para decirme que tanto vino no se podía tomar en un avión. Esa vez cuando llegué adonde tenía que llegar, la primera cosa que hice al bajar fue tomarme la última copa de vino en honor a la que en el cielo me había quitado la felicidad y el placer.

No sé a cuántos aviones me he subido hasta ahora pero creo que a los que he subido han sido más de los que he bajado. Tanto así que cada vez que despega un avión, en el aire se queda, allí entre la nubes, una persona con mi nombre.. Y nunca vuelve. Y nunca llega adonde tiene que llegar. Y sus maletas siguen viajando sin encontrar dueño. Y así suben y bajan sin control alguno, sin nombre, sin nación. Sin casa, sin destino, sin horizonte. Yo, desde arriba, me divierto con la ingenuidad de los que creen haber descubierto algo nuevo, cuando todo en este mundo ya está hecho.

No sé a cuántos aviones me he subido pero en todos había azafatas bonitas. Tan bonitas que vestían blusas blancas y faldas azules. Y a pesar de vivir en el aire parecían ser princesas cuando siempre fueron ángeles. Y con una sola sonrisa hacían callar niños llorando y te llenaban de comida y bebida. Y con tan solo sus manos eran capaces de hacerte dormir o de hacerte morir de amor con una guiñada de ojos. Eran tantas y tan bonitas que parecía, esta vez sí, que el cielo era realmente el paraíso.

No sé a cuántos aviones me he subido hasta ahora pero en todos olía a fresas. Aunque a veces olía a melocotones. Y en el último que subí olía a Kiwi. Yo, por la ventana, mientras disfrutaba de ese olor, me recostaba y veía como nos alejábamos de los problemas terrenales. De los problemas que en el cielo no existen porque el único problema real es que el baño esté ocupado. Por eso, cuando estoy arriba, me río de los problemas y me leo un buen libro. Y disfruto de los olores que cambian mientras miro las hojas pasar y las ventanas cerrarse.

No sé a cuántos aviones me he subido pero serán más. Al menos un par más, uno que me llevará de donde salí un día, y el otro que me llevará al final de este camino. Este camino que me prometí descubrir y que hasta el día de hoy no he logrado encontrar. Pero llegaré y cuando lo haga, dejaré las nubes atrás y lograré despertarme de este eterno sueño.

lunes, junio 02, 2008

De besos 2

32 euros me costaron sus besos. Sí, 32 euros. ¿Y cómo así? Había comprado todo: las cervezas, la ginebra, el hielo, el limón y la tónica, todo tenía listo para que venga y conversemos un rato esas cosas que solo ella y yo sabemos conversar. La cuenta fue 32 euros. Ni un centavo más ni menos. Y llegó. Llegó un poco tarde pero eso no importaba. Lo importante fue que llegó porque ya tantas veces me había dicho que venía y al final nada. Llegó guapa. Me la esperaba guapa pero no tanto. Llegó, también, con un escotazo que definitivamente era muy provocador. Llevaba encima una bufanda ancha o algo por el estilo de color naranja. Seguro que se lo había comprado en el mercadillo. El mercadillo que me enseñó una vez que la acompañaba a su casa. Esa cosa naranja intentaba tapar sus pechos. La bufanda era de segunda mano. No se notaba pero todo lo que ella compraba allí era de segunda mano. No le di ni un beso cuando entró a casa, apurada, casi empujándome y con seis botellas de cerveza bajo el brazo. No le di un beso porque yo no doy besitos. Esas son tonterías, a mí los besos, así me cuesten 32 euros, me gusta darlos con los ojos cerrados o abiertos pero en la boca, intercambiando saliva y que duren mínimo 48 segundos.
Ella se sentó en el sofá tirando todo en la mesa. No me miraba ni nada y ya estaba contándome una historia de alguien que había conocido en el metro. Yo la miraba atentamente y trataba de seguir lo que contaba pero su escote era más fuerte que todo. Mi mirada se desviaba. Ella se daba cuenta, por eso, de rato en rato, se subía la bufanda que con todos los gestos que hacía se volvía a caer lentamente. Empecé a odiar esa bufanda. Al terminar su historia y bien cubierta me preguntó y tú qué tal, lo hacía así, como si yo fuera uno de esos amigos camioneros o mecánicos. Yo, como cada fin de semana, no tenía mucho qué contar. Mi vida, casi de funcionario, era lo más aburrido que existía, pero tampoco me quejaba. Sírvete una cerveza, le dije y así hablando tonterías nos habíamos tomado unas cuatro cada uno. Empecé a subir el volumen de la música. Poco a poco la bufanda iba desapareciendo. Ella intentaba bailar, porque era claro que no sabía hacerlo. Alzaba las manos y las estiraba intentando tocar el techo y moviendo el pelo para los lados mientras sus muñecas giraban de izquierda a derecha. Después de las cervezas y con la primera copa de gin tonic mi vista bajaba a entretenerse con sus pechos que la primera media hora en la que estuvo sentada tuvieron mi mirada enloquecida. Ahora la bufanda estaba en el suelo, tirada entre rodajas de limón y pedazos de hielo que se iban derritiendo con el pasar de las canciones. Baila conmigo, me dijo. Solo si bajas los brazos, le respondí porque seguía con los brazos hacia arriba, como abrazando el techo. Tú me quieres, me preguntó sin mirarme y con sus brazos en mis hombros. Sí, dije, porque los borrachos no mienten y porque el panorama, sin la bufanda naranja, era muy pro-metedor. Y por qué no te acercas a besarme, me dijo. Por qué siempre esperas a que te llame, concluyó. 48 segundos no son nada, pensé.
32 euros me costaron sus besos. 32 euros que, ahora que lo pienso, no son nada comparado con todo eso que la bufanda naranja escondía tras de sí.

jueves, mayo 22, 2008

CAÍDA/Carlos Rojas Olivos


caída: dónde el espíritu humano sino creador de contradicciones y necesidades: goce y yerros, libertad y dogmas. caída, cielo sobre el que caminamos y apartamos el velo que cae sobre nosotros… ¿quién soy? ¿quiénes somos? hemos de llamar y versar sobre la identidad que creemos igual para todos y siempre es diferente. Caída, porque cuerpo y espíritu no pueden estar separados, siendo nosotros los creadores de la totalidad ya “que somos una luz intermitente,/ una luz que da sombra (…) como un sueño que acapara las miradas libidinosas/ que el cielo no perdona/ miradas que niegan el paraíso y no son dignas”. caída porque valor de introspección no existe, y la sociedad eucarísticamente intenta aplanar cualquier gesto de libertad que no esté parametrada “(los que ya caímos brindamos el aire solo nuestro/ el aire de un cielo prohibido/ el aire de los deleites y decepciones/ el aire puro de la equivocación)”.

¿dejamos de ser solitarios en algún momento? somos uno y uno es por sí solo el que vive, “cantaremos cantos de la mano de lo desconocido”: somos dueños perennes del azul que queremos ver, sea éste el sentido más oscuro. son nuestros sueños los que alimentan ese día a día, ese azur utópico paraíso terrenal, pues el ideal está en cada uno. por sobre todo, nombra el libro, sea amor quien nos revindique de cualquier caída.

joséagustínhayaDeLatorre


Caída/Carlos Rojas Olivos/Ptyx Editores

De venta en: Crisol/KSA TOMADA/El Virrey/La Famila/La Casa Verde

domingo, mayo 04, 2008

Declaración 1

Me tuve que comprar un disquete, tuve que recorrer todos los caminos en bici esta semana, "Los videojuegos no tienen ninguna influencia sobre los niños. Quiero decir, si el Pac-Man hubiese influenciado a nuestra generación, estaríamos todos corriendo en salas oscuras, masticando píldoras mágicas y escuchando músicas electrónicas repetitivas" según la web esto lo dijo Kristian Wilson en 1989, un empleado de Nintendo, según también la web esto lo dijo un comediante inglés en la tele, es lo que tiene internet, muchos mitos, muchas palabras. Pero bueno yo leí esto y me pareció algo para tener en cuenta.
Llueve, hace calor, en esta ciudad nadie se pone de acuerdo: Salí del baño del bar, ella estaba sentada y hacía pedazos, o mas bien despedazaba, un posavasos, lo hacía trizas, no con furia ni con ansiedad, simplemente destruía el posavasos por el arte, que ya quisieran muchos tener, de destruir las cosas porque sí. Miraba la mesa mientras seguía despedazando con mucho arte, yo me quedé mirándola un rato ya que ella no se había dado cuenta de que yo ya había salido del baño. La observaba y se me vinieron mil historias a la cabeza, no supe qué pensar en ese instante, di gracias a la vida por hacerme vivir estos momentos, di gracias por tener el placer de conocer a mujeres así y por último di gracias porque soy una persona educada. Seguía observándola y me detuve un momento en su pelo, al cual le había escrito un hermoso poema que se perdió, se perdió junto con otros dos poemas (a sus manos y a su mirada) y me molesta porque no sé si llegue a recuperarlos. Recorría con mi vista el pelo y luego no tuve más remedio que volver a sentarme ya que ella estaba a punto de alzar la mirada y verme de pie al lado de la puerta del baño. No quería que se diera cuenta de que la observaba aunque creo que ya lo había hecho.
Me senté.
Teníamos que hablar sobre lo que sucedió el sábado y yo no sabía cómo empezar a explicarle lo que resultaba para mí tan claro y para ella tan raro y confuso, ya que no se lo esperaba (esto me lo dijo después pero yo ya lo había notado); así que empezamos a hablar de otras cosas porque nadie quiso tocar el tema, no recuerdo ahora bien qué hablamos, supongo que fue del trabajo, porque si fue de eso yo me puse a pensar que ya no la vería como antes ya que los turnos nos iban a separar. Creo también que en ese momento me pareció muy bueno eso, así ya no nos veríamos y ella estaría más tranquila, digo yo porque eso uno nunca lo puede asegurar de una mujer. Tuve que tocar el tema de una vez porque me estaba aburriendo de la conversación que no llevaba a ninguna parte, ella me escuchó atentamente y no sé si llegó a entender todo lo que le dije, solo atinó a decirme que no sabía cómo comportarse ya que no esperaba eso, realmente no se lo esperaba, llegó a decir también que no le importaba lo que pensaran los demás sobre cualquier asunto que nos incumbiera solo a los dos y terminó por decir que no le molestaba que le escribiese poemas y más. Yo, di gracias nuevamente por eso, aunque en realidad no sé a quién agradezco tanto.
Luego le traduje la última parte del poema que me había atrevido a escribirle en italiano, no podía dejar de mirarle a los ojos, de vez en cuando desviaba mi mirada, tenía miedo de que ella pensara algo malo, es que cuando hablamos nos quedamos mirando largos ratos y en el juego de las miradas yo pierdo, ustedes que me conocen ya lo saben, así que trataba de mirar cualquier lugar menos sus ojos, ella de verdad ese día, y pienso que en algunos otros tantos también, estaba guapísima, por eso lo de desviar la mirada fue realmente muy difícil:
Hazlo
Dócilmente como el agua
Que lo crea todo
Y uno no lo alcanza a comprender
Sigue volando mientras tu mirada guía
Esa fuerza tan tuya de querer desenredar la parcela
De un lóbrego parque
Bebe,
Y no dejes de mirar adentro, sonríe
Y trata de explicar lo inexplicable que yo te
Entiendo
Dirige la noche como a una orquestra
Que acaricia el mundo en una atmósfera infinita,
Como tus gestos,
Como el agua,
Como aquella mirada que persevera
En todo lo que rodea
La brevedad de la existencia...

viernes, abril 25, 2008

Cosas que pasan en abril*

A tod@s los amigos de abril, que no son pocos...


Al ver su foto después de tanto tiempo sentí ese cosquilleo que no se sabe de dónde viene pero que a uno siempre le emociona por más que dure solo algunos segundos. Suficiente para sentirse muerto. No sé por qué me mandó esa foto a mi correo después de todo este tiempo. No lo sé. No me había escrito hace mucho y esta vez solo me mandó una foto. Y ahora que estoy abriendo el archivo y descargando su foto estoy escuchando a Calamaro. La canción es Flaca. Hay cosas que dice Calamaro que a uno lo dejan sin más qué decir porque él, a pesar que dice poco, ya lo ha dicho todo. Esa canción si durase todo el día de hoy no me aburriría porque la letra es justa y su música infinita. Por eso cuando Andrés decía que no le claven los puñales en la espalda, yo decía lo mismo viendo cómo se abría la foto y viéndola a ella después de todas estas lunas.

Es ella, me dije en la cabeza para confirmar lo que ya sabía. No me claves, tus puñales, por la espalda, tan profundo, no me duelen, no me hacen mal. Es ella, vestía una camiseta negra y tenía un collar muy largo. El pelo lo llevaba suelto y tenía esas mechas rubias que hacían brillar aún más esos 2 MB de foto. Su mirada era desafiante. Provocadora y me retaba a mirarla. Sus ojos azules se escondían tras esas pestañas llenas de rímel que ella había sabido delinear con perfección. A sus labios le quedaba aún un poco del color rojo con los que habían empezado la noche. ¿Habría besado a alguien? ¿Habría besado a todos? No lo sé, pero se notaba que estaba en una fiesta por la gente que se veía detrás de ella. Mucha gente desconocida y con copa en mano. Allí estaba ella, mi flaca, rodeada de todo el mundo pero en medio de la nada. Mirando solo la cámara y al afortunado/a que la puede ver en directo y hacerle fotos para los que, como yo, se tienen que conformar con verla tras la pantalla del monitor. Es abril, nuestros abriles olvidados se los llevó el tiempo. Todo se fue y hoy 25 de abril ella me mandó una foto. ¿Querrá que me acuerde de ella? ¿Pero por qué en abril y no en mayo? ¿Se habrá equivocado de correo?

No entiendo por qué me tengo que llenar de preguntas, mandó una foto y ya está. No hay más drama que hacer. Me lo ha mandado en abril porque es su cumpleaños. Ella en esa foto está en la fiesta de su cumple, me digo porque sé que sí lo está por más que niegue con la cabeza. No la llamé ni le escribí. Pero sí me acordé. Cómo olvidarlo. Cómo olvidar que nació en abril y que siempre lo celebrábamos juntos. Para qué iba esperar a mayo para mandarme la foto si su cumple es en este mes. Ella me mandó esa foto en la que se divierte y están todos menos yo. Una foto en la que ríe. Una foto en la que está sola, sin nadie que la abrace o que baile con ella. Una foto en la que me dice mil cosas sin abrir la boca. Así es ella. Pero a mí no me queda nada más qué decir ni ver. No tengo por qué llamarla ni mandarle una foto, yo también puedo mandar fotos mías, ¿sabes? Pero mejor lo dejo así. La broma estuvo buena. Muy buena. Me he reído y todo.

Voy a mi bandeja de entrada. Elijo su correo, presiono Eliminar y desaparece. Lo borro completamente de mi correo cuando vacío la papelera. Ahora en la compu. Clic derecho sobre la foto. Enviar a la papelera. ¿Confirma que desea enviar Foto(1) a la papelera de reciclaje? Sí, confirmo y lo vuelvo a confirmar porque no quiero ver más sus fotos ni acordarme de su cumple ni de que se divierte ni de que sigue usando aún el collar que le regalé. Por eso, para asegurarme de que cancelo para siempre su foto, entro a la papelera y de nuevo. Clic derecho. Eliminar. ¿Está seguro que desea eliminar Foto(1)? Sí, seguro. Tan seguro como ese día que me fui mientras veía como ella besaba a otro.


* Cosas que pasan en abril: Nombre tomado prestado del buen blog del "doctor" Bruno Rivas.

jueves, febrero 14, 2008

14 de Febrero II

Te pones OCUPADO en el messenger [ENTER] Qué crees, que no sé que no estás haciendo nada. [ENTER] Crees que no sé que estás hablando con la guona de Vanesa que de hecho te está contando que me vio saliendo del cine con una amiga de mi chamba [ENTER] Responde pues [ENTER] Por qué te haces la que no estás, la que estás ocupada [ENTER] OCUPADO, tú, desde cuándo paras ocupada... [ENTER] Normal si no me quieres contestar pero solo te cuento que a esa amiga me la encontré porque fui a recoger unos documentos a la oficina que está al lado del cine. [ENTER] Unas vainas que me pidió el profe... [ENTER] Y, como soy piña, me encuentro a esta amiga que hasta creo que tiene novio [ENTER] Oe, responde... [ENTER] ¿AUSENTE? Qué es eso, yo sé que estás allí. Al menos respóndeme al teléfono... [ENTER] Pero por qué no me crees. Ya sabes cómo es Vanesa, no seas loca. Por las puras te cierras. [ENTER] Además como si nos hubiese visto de la mano o chapando [ENTER] ;-) [ENTER] Ya pues, de verdad te estoy hablando, hazme caso. ¿Aunque sea dime si seguimos juntos o no? [ENTER] No me vas a dejar así. O es que es una excusa para que vuelvas con tu ex? Qué crees que no lo sé. Tú me alucinas nuevo, no? Ya pes háblame, por qué te pones AUSENTE si estás allí. VUELVO ENSEGUIDA. Y ahora adónde te has ido. Dime pes. Oye no seas así que de verdad que no te he hecho nada. Cómo es posible que no me hables, a mí, a micky, que te kiero como la CSM jajajaja. No pues ya, ahora sí, a la firme. [ENTER] No te juegues así. De verdad. Mira que yo ya te he dicho que pasé por allí de cazuela y salía la flaca esa entonces me dijo oe chino acompáñame y la acompañé, pero como soy salado me vio Vanesa, que por cierto está gorda, qué pasa, está en bolero? jajaaja... [ENTER] Y piña pes, me vio saliendo del cine que está al lado de la oficina esa. Si yo nunca voy al cine cómo voy a ir con otra flaca. [ENTER] SALÍ A COMER. Oe, si son las 9, adónde vas a salir a comer a esta hora... [ENTER]¿Y con quién? Suave con hacerme cornelio, no me canceles así (H). Ya pues, flaca. Respóndeme. Dime algo. [ENTER] No me dejes así... en blanco. Ya sabes cómo es la jugada. Si yo soy recontra fiel, más que Lassie [ENTER] Ni que fuera juerguerazo como el cóndor Mendoza, jajajaja, está en todas el nero, viste el domingo, lo cancelaron... [ENTER] Ya pues, adónde has salido a comer. Con quién. Dime pues o no te acuerdas qué día es hoy? :p [ENTER] 21:56:42 - Lu aparece Desconectado y recibirá tu mensaje cuando se conecte. Pero como que estás desconectada si hasta hace un ratito te estaba escribiendo y ahora te quitas así no más y me dejas hablando solo, te pasas, sabes qué, fácil que te desagrego porque ya me asé... 21:58:35 - Lu se ha conectado de nuevo Vas y vienes, qué pasa, normal si ya no me quieres hablar pero dime al menos: Oe, sabes qué, ya no me escribas, pero tampoco te hagas la que no te importa pes :-s [ENTER] AL TELÉFONO Ah, o sea que uno te habla, te llega y te vas al teléfono [ENTER] Ya estoy como una hora aquí como un weon hablando solo para que hables, sabe dios con quién, por fono [ENTER] Y toavía te llega qué día es hoy y todo lo que te estoy explicando [ENTER] Normal, porque yo no he hecho nada, si tu amiga se inventa las cosas ya pes hazle caso a ella[ENTER] Pero después no me digas que no quise hablar, arreglar las cosas, si me vas a bloquear ya pes, pero no me lo merezco, [ENTER] ta bien o no? [ENTER] ¿Está bien qué? [ENTER] ^o)... cómo [ENTER] Sorri, que me fui a comprar, qué me estabas contando... [ENTER] xuxa [ENTER] ¿Qué? [ENTER] No, nada, ya fue... parecía que estabas allí porque no respondías pero cambiabas tu estado, nada ya fue... [ENTER] Ah sí, es mi sobrinito que siempre está jodiendo con el messenger... [ENTER] Manya... Bueno, entonces cierra esta ventana y abrimos otra... [ENTER] Por qué, qué has escrito... [ENTER] Nada, cierra mejor, que te lo quiero decir en otra ventana... y no cagarte la sorpresa pes.. [ENTER] Ok...

Bueno qué [ENTER] Feliz Día de los enamorados, pues... (F) (L) (K) [ENTER] Gracias... :$ [ENTER] <:o) ... [ENTER]

viernes, febrero 01, 2008

Reencuentro 1

Él iba a llegar y me empezó a temblar todo el cuerpo porque no lo veía hace mucho y siempre cuando estaba con él tenía unas ganas locas de besarlo pero no lo hacía porque yo tenía novio y él tenía novia aunque sé que a él no le hubiese importado que lo bese y es más creo que eso es lo que siempre estuvo esperando pero yo no lo podía hacer porque conozco a su novia y por más que no seamos amigas me parece mal eso de estar besando a los novios de las demás pero claro ahora yo ya no tengo novio y puedo hacer lo que me dé la gana y si lo beso o no es mi decisión y depende solo de mí ya que no le estaría faltando el respeto a nadie por más que no sepa si él sigue con ella porque no se lo he preguntado pero seguro que sí porque siempre hablaban de casarse tener hijos hacer una familia y vivir juntos en una casa que se querían comprar pero bueno no me importa total lo voy a ver solo un ratito y si pasa algo pues pasará y no me voy a estar poniendo toda tonta como la última vez que nos vimos y caminamos toda la tarde por el centro de Roma y hasta creo que nos cogimos de la mano porque también él no se corta para nada y en eso llegamos a una de esas calles en donde te encantaría darte el primer beso con la persona que más te gusta y él comenzó a buscarme la mirada y me llega cuando lo hace porque me vuelve loca cuando hace eso pero claro tampoco me iba a tirar a sus brazos así como una pava aunque yo que sé pero bueno la cosa es que me miraba así y yo supongo que no lo podrá evitar no sé y claro yo que me dejo llevar y estábamos a punto de darnos el primer beso después de tanto tiempo pero no pasó nada porque al final le volteé la cara cuando estaba allí no más de besarme y no me arrepiento porque creo que estuvo bien que no lo haya besado y si no lo hice fue porque no era aún el momento como por ejemplo sí que puede ser hoy.

No llegó, lo esperé media hora y me fui, tampoco lo iba a esperar toda una vida allí parada como una sonsa, de eso no se trata, o no sé, ya sabía yo que no iba a venir, seguro la estúpida de su novia le dijo que no venga, pero yo lo soy más todavía por haber ido, total para qué, pero es que me llega, me jode que no haya ido, y yo todavía imaginándome que lo iba a besar o que algo podía pasar, jajajajajaa, a veces también yo no sé qué tonterías llego a pensar, pues no, nunca lo hubiese besado, para qué, para que se lo cuente a todo el mundo, o para que se entere la flacuchenta esa de su novia y me haga problemas, pues no, no lo hubiese hecho, además sabe Dios cómo estará, seguro todo feo y gordo, ay no, así que lo bese su novia que ya le aguanta todas sus tonterías y que más le da, yo no tengo por qué aguantarle nada, mejor que no haya ido porque ni tenías muchas ganas de verlo, para ser sincera de verdad ni sé para qué fui porque eso de reencuentros y esas cosas a mí no me gustan, me llega eso de estar viendo a la gente después de tanto tiempo, no pasa nada, y menos con él, hace años que se fue y ahora porque ha venido unas semanas tampoco va a pretender que todo el mundo esté a su disposición, eso jamás, y menos yo con todo lo que tengo que hacer, lo sé que cuando uno regresa no tiene por qué dar explicaciones, no es como cuando uno se va, pero me da igual y ni crea que voy a llamarlo para preguntarle qué pasó, no, no me voy a rebajar a eso, ni que yo fuera qué, ya bastante hice con ir, y todo para que ni siquiera vaya, qué se habrá creído, que puede venir después de tiempo y dejar a la gente plantada, así, como si una fuera cualquier cosa, que se joda porque nunca más le hablo, es más lo voy a bloquear en el messenger y si me llama lo mando a la mier...

Aló. Sí. Qué pasó. No, me fui porque no llegabas pues. Sí, estoy todavía por allí. Ya, espérame. Sí, cinco minutos. No te vayas a ir que ya estoy llegando. Sí, sí, que estoy por aquí. OK. Pero no te vayas a ir. Estoy llegando. Hasta dentro de un rato, UN BESO.