viernes, febrero 10, 2012

Orazioni che si scrivono rispetto ad un evento passato pensando a cosa avremmo potuto fare e non abbiamo fatto

A veces cuando uno calla no lo hace porque se le han acabado las palabras. Al menos ese no fue mi caso. El olvido de este espacio fue para tratar de olvidar otras cosas que supongo fueron más importantes. En aquellas épocas creí, ingenuamente quizás, que había vuelto la poesía y me dejé llevar por todo lo que me rodeaba. Gran error que me trajo solo problemas y conflictos que pude haber evitado. Pero esto es así, un subeybaja que nunca termina. Inútil sería decir ahora que jamás volverá a pasar. Solo espero que si vuelve a pasar, pase de manera diversa a la que pasó.

Mi silencio fue culpa de una noche larga, oscura, tediosa, pegajosa. De esas que te dejan mil preguntas y vacíos. De esas que terminan siendo el fin del mundo por más que el día siguiente te levantes y sigas con tu vida. Una noche que uno no se explica. Que cuesta creer que fue uno el que estuvo allí y no otro con tu nombre, tus ojeras, tus arrugas. Noches en que las excusas no bastan y la lluvia se acaba cuando menos debe hacerlo. Noches en que los taxis no se detienen y debes caminar dando tumbos en soledad.

Pero fui yo y no otro. El personaje irreal que se apoderó de mí ganó la partida y devoró todo el mundo que con tanto esfuerzo había creado. La desesperación por salir de aquella espiral donde vivía se comió amigos, lugares, objetos, mujeres. Me invadieron unas ganas insaciables de destruirlo todo, incluso este espacio que se quedó sin contenido, vano, enano, lontano. Nadie ayudó. Ninguno dijo nada y desaparecí.

Y aquí estoy. Recogiendo pedazos. Cerrando ventanas. Caminando todavía entre brozas. Descalzo y tapándome la cara. No miro, solo escucho. Y por más que intento no reconozco ninguna voz, ninguna risa. Y aquí estoy. Comiéndome los recuerdos y atorándome con su olor. Con sus gestos lejanos que una vez fueron míos. Intoxicándome de canciones que no me pertenecen y yendo a fiestas sepulcrales. Y aquí me quedaré, enredado y sin opciones de volver a crear un nuevo mundo. No más huidas, no más salidas falsas. No más abrazos ni champán a medianoche. No más cuadernos nuevos ni lapiceros de colores.

Sin prisa. Sin pensar. Sin entorpecer lo poco que queda.

No hay comentarios: