lunes, abril 11, 2011

La hora loca

Resultados parciales de las elecciones en el distrito de Asia, Lima, al 83%


ignorante.

(Del ant. part. act. de ignorar; lat. ignōrans, -antis).

1. adj. Que no tiene noticia de algo. U. t. c. s.

A veces, cuando me voy de vacaciones, suelo desconectarme del mundo y no tengo ganas de tener noticia alguna. Simplemente no tengo noticia de algo. Es una decisión personal que disfruto a ciencia cierta tendido sobre un colchón lejos de todo, amparado en mi capacidad de disponer de algo de dinero a la hora de elegir adónde ir, qué comer, qué ver o qué beber. Vida, le llaman algunos, suerte, otros tantos.

No tener noticia de algo a la fuerza, porque no tienes otra, debe ser algo más duro, quizá algo que nunca podremos imaginar o entender porque nacimos rodeados de noticieros, periódicos, revistas y libros por todos lados, por más que estos últimos nunca los hayamos querido abrir están allí, adornando nuestras impolutas salas. Pero la realidad es más incierta (en todos sus significados), por pequeña que parezca. Menospreciar a alguien por el hecho de no tener la posibilidad de recibir noticia de algo debe ser una de las perversiones más grande del ser humano. Casi casi como llamar bestia, bruto, imbécil o demás hierbas a alguien que por motivos ajenos a las ganas de hacerlo, o a la falta de oportunidad, no sabe leer o escribir. Pero así somos, vengamos del lugar que vengamos, porque da igual si somos cobrizos, blancos, negros o cholos; nuestro desprecio hacia todo lo que piensa o actúa distinto a nosotros nos hace siempre ganadores, y el insulto o el desdén siempre nos hará sentir mejor, con la complicidad de una rezadita para pasar piola y poder dormir tranquilos.

Errores hemos cometido todos, empezando por la gente que tiene noticia de casi todo, pero que a la hora de mirar un poco más adentro cierra los ojos porque le da miedo. Los errores de los demás siempre nos parecerán más grandes, más erróneos. La disyuntiva la hemos creado nosotros hace mucho, no apareció de la noche a la mañana. Por eso solo espero que tengamos muchos pelos porque viendo en lo que estamos metidos es el momento justo para empezar a arrancárnoslos uno por uno, y tener que jugársela, ya no hay paso atrás, ni insultos que valgan.

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